¿No te pasa que hay días que te metes a las redes sociales y pareciera que todas las publicaciones te recordaran a algo que quisieras tener pero que aún no tienes?
Me pasa, más seguido de lo que quisiera. Me pasó en el día del cariño, como era de esperarse. Toda la semana veía anuncios de regalos, giveaways de sesiones de parejas, fotos de amigos con sus novios o esposos. Y sentí esa mezcla de envidia, frustración y tristeza en mi corazón.
Es la primera vez en muchos años que no tengo pareja en el día del cariño. Que nadie me da flores o un regalo en un sentir romántico. Y honestamente, se sintió raro.
¿Te ha pasado algo similar? ¿Lo que la sociedad comparte te hace sentir como si algo te hiciera falta? ¿Como si no fueras parte del club? ¿Como si estuvieras quedándote atrás en tu vida?
Amiga, te entiendo. Justo así me sentí yo.
Pero justo leí un post en Instagram de una mujer que admiro mucho llamada Elyse Murphy. Ella escribía que al enemigo le encanta cuando nos comenzamos a comparar. Espera que naveguemos en las redes sociales suficiente tiempo para sentirnos solas y caer en la auto compasión.
“Pero solo porque estés soltera no significa que estés sola. Solo porque el día del cariño esté comercializado hacia el romance no quiere decir que no puedas celebrar el amor. Y solo porque no tengas pareja no significa que tú seas insignificante.
Puedes cambiar la narrativa. ¿Por qué no intentar algo que te ayude a crear nuevos recuerdos?” - Elyse Murphy
Entonces cambié mis planes de pasar acostada todo el día, comiendo helado, viendo películas de amor (probablemente con una que otra lágrima) e hice planes con una amiga.
Mi día comenzó recibiendo de sorpresa algunos regalitos que me dieron mi hermana y mi mamá, siempre las más detallistas. Hice ejercicio y me arreglé como si fuera a salir en una date importante (al final sí lo era).
Fui a la iglesia, donde Dios me recordó que Él es mi más grande amor. Almorcé con mi amiga, quien abrió su corazón de cosas que le causan dolor en su vida, y me di cuenta que en los planes de Dios siempre estuvo que compartiéramos ese día juntas. Y terminé pasando la tarde-noche con mi familia.
¿Qué aprendí? Que no me regalaron flores, pero que el amor es más que tener pareja, es cuidarme, es mi familia, es tener amigos con quienes compartir, pero sobre todo, es tener a Dios. Y así, mi día del cariño, terminó teniendo otro significado.
Nadie me dio flores, pero Dios me lo dio todo.
Y si tu te has sentido de la misma forma que yo, quiero recordarte que esos detalles y ese amor que estás buscando, es el que Dios te da todos los días.
"La hierba se seca y las flores se marchitan, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre." Isaías 40:8 (NTV)
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