Queremos creer que si estamos casadas con un buen hombre y tenemos un buen matrimonio, nunca deberíamos sentirnos solas. ¿Pero es eso cierto?
Cuando estaba soltera, no importaba de cuántas actividades estuviera participando o de cuántas personas estuviera rodeada, no podía evitar experimentar oleadas de soledad. Veía constantemente en redes sociales a personas comprometiéndose o casándose y pensaba: "Cuando me case nunca más voy a sentirme sola."
Y qué equivocada estaba.
La sed que el matrimonio no puede satisfacer
Cuando me casé me mudé a otro país, y lo que se suponía que sería el comienzo de mi cuento de hadas, terminó convirtiéndose en una temporada muy solitaria en mi vida. No me malinterpretes, amo profundamente a mi esposo y soy muy feliz con él, pero me equivoqué al esperar que él pudiera satisfacer todas mis necesidades emocionales de conexión.
Al empezar un nuevo capítulo en otro país, rápidamente me di cuenta de que necesitaba construir una nueva comunidad. Pero también me di cuenta, una vez más, de cuánto necesitaba a Dios.
La Biblia nos cuenta en Juan 4, la historia sobre una mujer samaritana que conoció a Jesús durante una de sus visitas al pozo durante el calor del día. En medio de su conversación, Jesús dice: “Es cierto que has tenido cinco y el que ahora tienes no es tu esposo.”(Juan 4:18)
La vida de la mujer había estado marcada por una serie de relaciones decepcionantes. Es posible que todos sus maridos carecieran de carácter, la explotaran y la abandonaran. O tal vez algunos o todos ellos podrían haber sido buenos hombres que simplemente no pudieron cumplir con sus expectativas.
Cualquiera que fuera la razón, Jesús quería mostrarle que ninguna relación terrenal podría satisfacer plenamente sus necesidades más profundas. En cambio, le ofreció "agua viva", prometiendo satisfacer el profundo anhelo dentro de ella, una sed que sus relaciones anteriores no habían podido saciar.
El manantial de agua viva
La verdad es que todos tenemos sed de amor y aceptación, y podemos intentar satisfacerla con personas y cosas como el trabajo, pasatiempos, amigos, una pareja o incluso los likes en redes sociales. Pero sólo obtendremos la verdadera aprobación de nuestro Padre.
Jesús lo dijo mejor. “Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed, pero el que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.”- Juan 4:13-14
Aunque sentirse solo es doloroso, también puede ser un dulce recordatorio de cuánto necesitamos una conexión con Dios y de cómo necesitamos desesperadamente beber de Su agua viva. Quizás Él pueda usar nuestra soledad para enamorarnos y hacernos pensar y avanzar en Su dirección.
En medio de mi soledad y la sed de mi corazón, puedo escuchar el susurro de Dios llamándome a Él.
Y quizás Él también te esté llamando a ti.
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